1. Disolver el hidróxido de calcio impuro en una cantidad mínima de agua caliente o etanol. El disolvente debe calentarse a una temperatura justo por debajo del punto de ebullición para disolver la cantidad máxima de hidróxido de calcio.
2. Filtrar la solución caliente para eliminar las impurezas insolubles. La solución se puede filtrar con papel de filtro o con un embudo Büchner.
3. Enfriar el filtrado lentamente. A medida que la solución se enfría, el hidróxido de calcio comenzará a recristalizarse. La solución debe enfriarse lentamente para permitir la formación de cristales grandes y bien formados.
4. Recoger los cristales mediante filtración. Los cristales se pueden recoger utilizando papel de filtro o un embudo Büchner.
5. Lave los cristales con una pequeña cantidad de disolvente frío. Los cristales deben lavarse con una pequeña cantidad de disolvente frío para eliminar las impurezas restantes.
6. Secar los cristales en un desecador. Los cristales se pueden secar en un desecador sobre un desecante como cloruro de calcio o gel de sílice.
Una vez que los cristales estén secos, se pueden utilizar para diversas aplicaciones. La recristalización es una técnica común utilizada para purificar una amplia variedad de compuestos.