El mecanismo de intercambio a contracorriente funciona haciendo que los vasos sanguíneos que transportan sangre oxigenada y sangre desoxigenada fluyan en direcciones opuestas entre sí. Esto crea un gradiente de concentración que permite que el oxígeno se difunda desde la sangre oxigenada hacia la sangre desoxigenada, y que el dióxido de carbono se difunda desde la sangre desoxigenada hacia la sangre oxigenada. La proximidad de los vasos sanguíneos y las delgadas paredes de los capilares facilitan la rápida difusión de los gases.
Al maximizar el tiempo de contacto entre la sangre oxigenada y desoxigenada, el mecanismo de intercambio a contracorriente aumenta la tasa de absorción de oxígeno y eliminación de dióxido de carbono. Esto permite a los animales mantener una tasa metabólica más alta y realizar actividades más extenuantes sin experimentar falta de oxígeno.
A continuación se ofrece una explicación simplificada de cómo funciona el mecanismo de intercambio a contracorriente:
1. La sangre oxigenada fluye a través de un vaso sanguíneo (p. ej., una arteria) en una dirección.
2. La sangre desoxigenada fluye a través de un vaso sanguíneo cercano (por ejemplo, una vena) en la dirección opuesta.
3. El oxígeno se difunde desde la sangre oxigenada hacia la sangre desoxigenada a través de las delgadas paredes de los capilares.
4. El dióxido de carbono se difunde desde la sangre desoxigenada a la sangre oxigenada.
5. La sangre oxigenada continúa fluyendo a través de la arteria y suministra oxígeno a los tejidos del cuerpo.
6. La sangre desoxigenada regresa al corazón a través de la vena, donde puede reoxigenarse en los pulmones.
El mecanismo de intercambio a contracorriente es un sistema altamente eficiente para el intercambio de gases y juega un papel crucial en el mantenimiento de la homeostasis en animales con una alta tasa metabólica.