Los cristales iónicos están compuestos de iones alternados con carga positiva y negativa. Las fuertes fuerzas electrostáticas entre estos iones mantienen unido el cristal en una estructura rígida. Cuando se aplica una fuerza a un cristal iónico, los iones pueden moverse ligeramente, pero no pueden pasar entre sí sin romper el cristal. Esto significa que los cristales iónicos son frágiles y no pueden deformarse sin romperse.
Sin embargo, si las capas de un cristal iónico se desplazan, el cristal puede sufrir deformación plástica. Esto se debe a que las capas pueden deslizarse unas sobre otras sin romper el cristal. Este tipo de deformación es posible porque los iones no están unidos directamente entre sí dentro de las capas. En cambio, se mantienen unidas gracias a las fuerzas electrostáticas entre las capas.
La deformación plástica de cristales iónicos es importante en diversas aplicaciones, como la producción de cerámica y el procesamiento de metales.