El agua es un mal conductor de la electricidad, mientras que el aluminio es un buen conductor de la electricidad. Esto se debe a que las moléculas de agua son polares, lo que significa que tienen un extremo positivo y un extremo negativo. Esta polaridad dificulta que los electrones se muevan a través del agua. Por el contrario, los átomos de aluminio no son polares, por lo que los electrones pueden moverse a través del aluminio fácilmente.