Las ratas topo son roedores subterráneos que se encuentran en África. Una de las características que los distingue es su capacidad para vivir en ambientes con alta acidez. Esta tolerancia al ácido se debe a una mutación en el gen ASIC3, que codifica una proteína implicada en la sensación de dolor.
Durante años, ha sido un misterio por qué estas criaturas pueden excavar en suelos ácidos y sobrevivir en condiciones tan extremas. En un artículo reciente publicado en la revista Current Biology, los investigadores descubren los mecanismos detrás de su notable resiliencia.
El estudio encontró que las ratas topo tienen una versión no funcional del gen ASIC3. En la mayoría de los animales, este gen produce una proteína que desempeña un papel crucial en la detección del ácido y en desencadenar el dolor, lo que les hace evitar ambientes ácidos potencialmente dañinos. Sin embargo, en ratas topo, el gen ASIC3 mutado ya no produce esta proteína funcional. Esto significa que no experimentan la misma respuesta al dolor que otros animales, lo que les permite prosperar en hábitats ácidos.
"Cuando observamos la secuencia de ADN del gen ASIC3 en ratas topo, encontramos una mutación que cambia completamente la estructura de la proteína", dijo el Dr. Gary Lewin, investigador principal del estudio. "Esta mutación impide que se produzca la proteína, lo que a su vez significa que las ratas topo no tienen la misma respuesta de dolor a los ácidos que otros animales".
La indiferencia de las ratas topo hacia el dolor ácido proporciona información sobre las adaptaciones evolutivas que les han permitido colonizar y sobrevivir en sus entornos únicos. Este descubrimiento abre nuevas vías para la investigación sobre la percepción del dolor y posibles terapias contra el dolor inspiradas en la tolerancia única de la rata topo al ácido.