1. Carga excesiva de nutrientes:la contaminación por nutrientes, en particular el aumento de nitrógeno y fósforo, contribuye de manera importante al aumento de la producción de metilmercurio. Los estuarios son vulnerables al enriquecimiento de nutrientes de diversas fuentes, como escorrentías agrícolas, descargas de aguas residuales y aguas residuales industriales. Este exceso de nutrientes estimula el crecimiento de algas y fitoplancton, que sirven de alimento a los microorganismos productores de metilmercurio.
2. Actividad microbiana:La conversión microbiana del mercurio inorgánico en metilmercurio la llevan a cabo ciertas bacterias reductoras de sulfato y metanógenos que residen en sedimentos anaeróbicos. A medida que aumenta la carga de nutrientes, también aumentan la abundancia y actividad de estos microorganismos, lo que lleva a una mayor producción de metilmercurio.
3. Deposición de Mercurio:La deposición atmosférica de mercurio proveniente de emisiones industriales y fuentes naturales contribuye a la carga total de mercurio en el estuario. Una vez que el mercurio ingresa al agua, puede transformarse en metilmercurio mediante procesos microbianos. Los estuarios, con sus aguas tranquilas y a menudo protegidas, actúan como entornos de depósito, acumulando mercurio y proporcionando condiciones adecuadas para la metilación.
4. Sedimentación y Resuspensión:Los estuarios son sistemas dinámicos donde la deposición y resuspensión de sedimentos ocurren regularmente. La resuspensión de sedimentos previamente sedimentados puede devolver el metilmercurio enterrado a la columna de agua, haciéndolo disponible para que lo absorban los organismos y se bioacumule en mayor medida. Este proceso puede provocar un aumento de los niveles de metilmercurio en la cadena alimentaria.
5. Dinámica de la red alimentaria:La estructura y la dinámica de la red alimentaria del estuario desempeñan un papel crucial en la bioacumulación de metilmercurio. Cuando los organismos más pequeños que han acumulado metilmercurio son consumidos por depredadores más grandes, la concentración de metilmercurio aumenta, un proceso conocido como biomagnificación. Este fenómeno conduce a niveles más altos de metilmercurio en los principales depredadores, como peces, aves y mamíferos marinos, lo que plantea riesgos para la salud tanto de la vida silvestre como de los humanos que consumen estas especies.
Al abordar la contaminación por nutrientes, reducir las emisiones atmosféricas de mercurio e implementar medidas de conservación para proteger y restaurar los hábitats estuarinos, es posible mitigar la producción y los impactos del metilmercurio tóxico en los estuarios de los Grandes Lagos y salvaguardar la salud de estos valiosos ecosistemas.