El metano permanece en la atmósfera durante aproximadamente 12 años, mientras que el dióxido de carbono puede persistir durante cientos de años. Esto significa que reducir las emisiones de metano tiene un impacto más inmediato en la mitigación del calentamiento global.
Además, el metano a menudo se emite durante la producción y el transporte de combustibles fósiles, por lo que reemplazarlo con dióxido de carbono no necesariamente resultaría en reducciones generales de emisiones. Es más eficaz centrarse en reducir el uso de combustibles fósiles y hacer la transición a fuentes de energía renovables para abordar las emisiones de metano y dióxido de carbono.