Los científicos usan sus sentidos (vista, olor, contacto, gusto y oído) para recopilar información sobre el mundo que los rodea. Este proceso de recopilación de información a través de la experiencia directa se llama observación.
Por ejemplo, un científico podría observar el color y la textura de una roca, el olor de una flor o el sonido de la canción de un pájaro. Estas observaciones pueden ayudarlos a aprender cosas nuevas sobre el mundo natural.