1. Para proporcionar conciencia del entorno: La información sensorial nos permite percibir el mundo que nos rodea, incluidos los estímulos visuales, auditivos, olfativos, de lámites y táctiles. Esta conciencia nos permite navegar en nuestro entorno, evitar el peligro e interactuar con objetos y personas.
2. Para guiar el control del motor: La información sensorial juega un papel crucial en la coordinación del movimiento y el mantenimiento del equilibrio. Por ejemplo, la propiocepción (sentido de posición del cuerpo) y la kinestesia (sentido de movimiento) nos ayudan a saber dónde están nuestras extremidades en el espacio y cómo se están moviendo. Esta información es vital para un movimiento suave y eficiente.
3. Para regular los estados internos: La información sensorial también influye en nuestras funciones corporales internas, como la frecuencia cardíaca, la respiración y la digestión. Por ejemplo, la vista y el olor a los alimentos pueden estimular la producción de saliva, mientras que el sonido de un ruido fuerte puede desencadenar una respuesta de lucha o huida.
Estas tres funciones trabajan juntas para crear una experiencia perfecta del mundo y nos permiten interactuar con ella de manera significativa.