1. Basado en la evidencia: Las teorías científicas se basan en una base sólida de evidencia observacional y experimental. No son meras conjeturas o especulaciones, pero son respaldados por un gran cuerpo de datos.
2. Probable y falsificable: Las teorías se formulan de una manera que les permite probarse mediante experimentación y observación. También deben ser potencialmente falsificables, lo que significa que debería haber una manera de demostrar que están equivocados si son incorrectos.
3. Poder explicativo: Las teorías proporcionan una explicación coherente para una amplia gama de fenómenos. Organizan y dan sentido a las observaciones existentes y pueden usarse para predecir eventos futuros.
4. Poder predictivo: Las buenas teorías científicas pueden hacer predicciones precisas sobre eventos u observaciones futuros. Estas predicciones se pueden probar, fortaleciendo aún más la validez de la teoría.
5. Parsimonioso: Las teorías apuntan a ser lo más simples posible y al mismo tiempo explican adecuadamente los fenómenos observados. Este principio de parsimonia, también conocido como la navaja de afeitar de Occam, favorece las explicaciones que requieren la menor cantidad de supuestos.
6. Evolucionando constantemente: Las teorías científicas no son estáticas. Se refinan y modifican constantemente a medida que se recopilan nuevas pruebas y se obtienen nuevas ideas. El proceso de investigación científica está en curso, y las teorías pueden reemplazarse o ajustarse con el tiempo.
7. Tentativo y probabilístico: Es importante recordar que las teorías científicas no son verdades absolutas. Son las mejores explicaciones actuales basadas en evidencia disponible, pero siempre están sujetos a revisión o reemplazo a medida que evoluciona nuestra comprensión del mundo.
8. No es una "teoría" en el sentido cotidiano: El término "teoría" se usa de manera diferente en la ciencia que en el lenguaje cotidiano. En la ciencia, una teoría es una explicación bien sustanciada, mientras que en el uso cotidiano, la "teoría" puede implicar una suposición o especulación.
En resumen, las teorías científicas no son solo conjeturas, sino explicaciones bien respaldadas que han sufrido pruebas rigurosas y tienen la capacidad de explicar y predecir fenómenos. Son dinámicos, en evolución y constantemente refinados a través del proceso de investigación científica.