La superficie exterior del cuerpo está cubierta por un tipo especializado de tejido conocido como tejido epitelial. Los tejidos epiteliales están compuestos de células muy compactas que forman una capa continua para proporcionar una barrera protectora entre el cuerpo y su entorno. Desempeñan un papel crucial en diversas funciones, incluidas la protección, la absorción, la secreción y la excreción.