Alta electronegatividad: Los halógenos poseen la electronegatividad más alta entre todos los elementos de la tabla periódica. Esto significa que tienen una fuerte tendencia a atraer electrones hacia sí mismos. Sus valores de electronegatividad aumentan en el grupo del flúor al yodo.
Alto potencial de oxidación: Los halógenos tienen una alta energía de ionización y una alta afinidad electrónica. Aceptan fácilmente electrones, lo que los convierte en fuertes agentes oxidantes. El flúor es el agente oxidante más potente entre los halógenos y puede oxidar casi todos los elementos.
Moléculas diatómicas: Los halógenos existen como moléculas diatómicas, lo que significa que constan de dos átomos de halógeno unidos entre sí. La naturaleza diatómica de los halógenos resulta de su alta electronegatividad y de la formación de un enlace covalente estable.
Color: Los halógenos exhiben una gama de colores. El flúor es de color amarillo pálido, el cloro es de color amarillo verdoso, el bromo es de color marrón rojizo y el yodo es de color negro violeta. Esta variación de color se debe a las diferencias en la absorción de la luz por las moléculas de halógeno.
Reactividad con metales: Los halógenos reaccionan con los metales para formar haluros metálicos. Las reacciones suelen ser exotérmicas e incluso pueden ser explosivas, especialmente con metales altamente reactivos como el sodio.
Formación de compuestos interhalógenos: Los halógenos pueden reaccionar entre sí para formar compuestos interhalógenos, que tienen propiedades diferentes a las de los halógenos puros. Estos compuestos pueden existir como moléculas diatómicas (p. ej., BrCl) o moléculas poliatómicas (p. ej., ICl3).
Las propiedades únicas de los halógenos, en particular su alta reactividad y poder oxidante, los hacen cruciales para diversas aplicaciones industriales, incluida la purificación de agua, la desinfección, el blanqueo, la fotografía y la producción de diversos compuestos químicos.