Por ejemplo, cuando el agua se calienta, pasa de líquido a gas (vapor). Esto se debe a que la energía térmica hace que las moléculas de agua se muevan más rápido y se expandan, rompiendo los enlaces que las mantienen unidas en estado líquido. A medida que las moléculas de agua se dispersan, el vapor de agua se vuelve menos denso y asciende.
Otro ejemplo es cuando el azúcar se disuelve en agua. Las moléculas de azúcar se rompen y se esparcen por el agua formando una mezcla homogénea. Esto se debe a que las moléculas de agua pueden formar enlaces de hidrógeno con las moléculas de azúcar, lo que rompe los enlaces entre las moléculas de azúcar y les permite extenderse.
También pueden ocurrir cambios de estado cuando la materia se somete a presión. Por ejemplo, cuando se comprime el hielo, se puede transformar en líquido. Esto se debe a que la presión hace que las moléculas de hielo se acerquen y formen enlaces más fuertes, rompiendo los enlaces que mantienen las moléculas de hielo en estado sólido.