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    Cómo los directivos inteligentes toman decisiones tontas y por qué los accionistas las alientan
    Título:Por qué incluso los buenos gerentes toman malas decisiones:el papel de los accionistas y el gobierno corporativo

    Introducción:

    En el mundo de los negocios, no es raro escuchar historias de gerentes bien intencionados que toman decisiones cuestionables que resultan contraproducentes. Si bien puede parecer contradictorio, incluso los gerentes inteligentes pueden encontrarse en situaciones en las que sus decisiones conduzcan a resultados negativos. En este artículo, exploraremos las razones por las que los gerentes inteligentes toman decisiones tontas y arrojaremos luz sobre el papel desempeñado por los accionistas y las estructuras de gobierno corporativo.

    1. Estructuras de incentivos y enfoque a corto plazo:

    Los administradores inteligentes a menudo operan dentro de estructuras de incentivos que recompensan el desempeño financiero a corto plazo. Esto puede crear presión para centrarse en los resultados inmediatos en lugar de la sostenibilidad a largo plazo. El impulso para cumplir los objetivos de ganancias trimestrales o impulsar los precios de las acciones a veces puede eclipsar la necesidad de una toma de decisiones reflexiva y estratégica.

    2. Miedo al fracaso y aversión a las pérdidas:

    El miedo a fracasar y el sesgo psicológico conocido como aversión a las pérdidas pueden influir en las decisiones de los directivos. Los gerentes que tienen aversión al riesgo pueden mostrarse reacios a tomar decisiones audaces o asumir riesgos calculados, especialmente cuando su remuneración y reputación podrían estar en juego.

    3. Falta de información y perspectivas diversas:

    Las cámaras de eco y el acceso limitado a la información pueden distorsionar los procesos de toma de decisiones. Los gerentes que se rodean de un equipo homogéneo de asesores y expertos pueden perder diversas perspectivas que podrían conducir a mejores resultados.

    4. Sobrecarga de información y sesgo de confirmación:

    Los gerentes a menudo enfrentan una cantidad abrumadora de información, lo que dificulta procesarla y digerirla de manera efectiva. Esto puede conducir a un sesgo de confirmación, donde los gerentes buscan e interpretan selectivamente información que respalde sus creencias y decisiones existentes.

    5. Presión de los accionistas e informes trimestrales:

    El enfoque de los accionistas en el desempeño financiero a corto plazo y los ciclos de informes trimestrales crea un entorno en el que los gerentes se sienten obligados a tomar decisiones que prioricen el valor inmediato de las acciones sobre el crecimiento a largo plazo. Esta presión puede llevar a los gerentes a tomar decisiones miopes que sacrifiquen el potencial a largo plazo.

    6. Ausencia de un gobierno corporativo sólido:

    Las estructuras eficaces de gobierno corporativo actúan como frenos y contrapesos sobre las decisiones de los administradores. Los mecanismos de gobernanza débiles, como la falta de directores independientes o una supervisión ineficaz de la junta directiva, pueden impedir que los gerentes rindan cuentas por sus malas decisiones.

    Conclusión:

    Los administradores inteligentes pueden tomar decisiones tontas debido a diversos factores, incluidas las estructuras de incentivos, la aversión a las pérdidas, los sesgos de información, la presión de los accionistas y un gobierno corporativo débil. El enfoque de los accionistas en los resultados de corto plazo puede inadvertidamente alentar estas elecciones. Para rectificar esto, las empresas deben reevaluar sus estructuras de incentivos, mejorar la transparencia de la información, fomentar perspectivas diversas y fortalecer los mecanismos de gobierno corporativo. Al priorizar la creación de valor a largo plazo sobre las ganancias financieras inmediatas, los gerentes inteligentes pueden tomar decisiones que beneficien tanto a la empresa como a sus accionistas. Lograr este equilibrio es crucial para el crecimiento sostenible y el éxito en el dinámico entorno empresarial actual.

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