- Razones médicas. Si una mascota está sana, el veterinario no puede sacrificarla legalmente. Esto se debe a que la eutanasia sólo está permitida en los casos en que un animal sufre una enfermedad intratable o sufre tanto dolor que no puede vivir una vida normal.
- La mascota no es propiedad de la persona que solicita la eutanasia. Sólo el dueño de una mascota puede autorizar legalmente la eutanasia. Si una persona no es dueña de una mascota, no puede pedirle al veterinario que la practique la eutanasia.
- Objeciones religiosas o personales. Algunos veterinarios tienen objeciones religiosas o personales a la eutanasia y pueden negarse a realizar el procedimiento. Este es un derecho protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, y no se puede obligar a los veterinarios a realizar la eutanasia en contra de sus creencias religiosas.
- El veterinario cree que la eutanasia es innecesaria o cruel. Los veterinarios deben utilizar su criterio profesional para determinar si la eutanasia es o no el mejor curso de acción para una mascota. Podrán negarse a practicar la eutanasia si creen que no es necesaria o si sería cruel con el animal.
- Leyes estatales. En algunos estados, existen leyes específicas que rigen la eutanasia de mascotas y los veterinarios deben cumplir con estas leyes. Si un veterinario no cumple con la ley, podría estar sujeto a sanciones civiles o penales.
La decisión de sacrificar o no a una mascota es difícil y hay muchas cosas que deben tenerse en cuenta. Es importante hablar con su veterinario y asegurarse de tomar la decisión correcta para su mascota.