La forma más común en que nadan las bacterias es mediante el uso de flagelos o cilios. Los flagelos son estructuras largas en forma de látigo que giran e impulsan a la bacteria hacia adelante en un movimiento de sacacorchos. Los cilios, por otro lado, son más cortos y numerosos que los flagelos, y funcionan creando un movimiento ondulatorio que empuja a la bacteria hacia adelante.
En los últimos años, los investigadores han descubierto que las bacterias utilizan varios mecanismos adicionales para nadar y moverse. Estos mecanismos recién descubiertos proporcionan información sobre las diversas adaptaciones que las bacterias han desarrollado para sobrevivir en diversos entornos.
Nadar usando burbujas de gas: Algunas bacterias, como la bacteria de agua dulce *Magnetospirillum magnetum*, tienen la capacidad de nadar liberando burbujas de gas. Las burbujas de gas se forman cuando ciertas bacterias producen gas hidrógeno como subproducto de su metabolismo. Estas bacterias se adhieren a las burbujas de gas y las utilizan como forma de flotabilidad para flotar y moverse por el agua.
Nadar con espasmos: La motilidad espasmódica es un mecanismo utilizado por las bacterias para moverse a través de superficies o ambientes viscosos. Este movimiento implica la extensión y retracción de los pili, que son estructuras parecidas a pelos en la superficie de la bacteria. Los pili se adhieren a la superficie, lo que permite que la bacteria avance. Las bacterias suelen utilizar la motilidad espasmódica para colonizar superficies y formar biopelículas.
Nadar mediante el comportamiento de enjambre: El enjambre es un movimiento grupal coordinado exhibido por ciertas especies bacterianas. Durante el enjambre, las bacterias se mueven a través de las superficies de manera rápida y se propagan, formando colonias. Este comportamiento se ve facilitado por la producción de tensioactivos y enzimas que reducen la tensión superficial y permiten que las bacterias se deslicen sobre las superficies.
Estos mecanismos recién descubiertos amplían nuestra comprensión de las diversas capacidades de natación y movimiento de las bacterias. El estudio de estos mecanismos proporciona información valiosa sobre los complejos comportamientos y adaptaciones de estos organismos microscópicos, que son esenciales para su supervivencia y éxito en diversos entornos.