Un fatídico día, Spike se topó con una antigua y sabia tortuga marina llamada Marina. Marina era conocida en todo el arrecife por su profunda sabiduría y sus historias que guardaban secretos del mar. Al reconocer el anhelo de Spike, Marina decidió compartir una historia de transformación.
Marina comenzó:"Hace mucho tiempo, cuando el arrecife era joven, un grupo travieso de peces payaso decidió gastarle una broma al pez globo. Lo cubrieron con algas pegajosas, haciéndolo parecer una bola espinosa. Las otras criaturas se rieron y se burlaron del pobre Spike. , causándole una gran humillación".
El corazón de Spike se hundió al recordar casos similares de ridículo que había enfrentado. Marina continuó:"La tristeza de Spike resonó a través del arrecife, llegando a los oídos del gran Rey del Mar. Profundamente conmovido por la difícil situación de Spike, el Rey del Mar lo convocó a su palacio submarino".
La curiosidad brilló en los ojos de Spike mientras imaginaba el majestuoso palacio submarino. La voz de Marina se suavizó cuando dijo:"El Rey del Mar le otorgó a Spike un regalo, una bendición para transformar sus inofensivas espinas en una armadura protectora resistente. Pero había un problema".
Spike se inclinó hacia adelante, ansioso por saber el precio que debía pagar. Marina reveló:"El Rey del Mar le concedió a Spike la capacidad de inflar su cuerpo y erizar sus espinas a voluntad. Sin embargo, cada vez que usaba este poder, una parte de su vida sería sacrificada".
Spike quedó asombrado por la revelación. La elección que tenía ante él era importante. Marina concluyó:"Spike reflexionó profundamente, sopesando la alegría de la defensa con el costo de perder momentos preciosos de su existencia. Finalmente, tomó una decisión que moldearía su destino".
Los ojos de Spike brillaron con una nueva comprensión al darse cuenta de la lección del cuento. Con una sincera gratitud, agradeció a Marina por compartir su sabiduría. A partir de ese día, Spike abrazó su naturaleza única sin envidia, usando su columna sólo cuando realmente era necesario, apreciando cada momento de su ser.
Y así, el pez globo, del que alguna vez se burlaron por su apariencia inofensiva, se convirtió en un miembro respetado del arrecife de coral, apreciando su tiempo y el don de la autoaceptación que había transformado su vida.