Mecanismo de pérdida de defensa: Las garras son cruciales para la supervivencia de los grandes felinos en la naturaleza. Utilizan sus garras para diversos fines, como cazar, defenderse, trepar a los árboles y marcar territorio. Quitarles las garras compromete su capacidad para capturar y matar presas, defenderse de depredadores y amenazas potenciales, y navegar en su entorno de manera efectiva. Esto puede provocar desnutrición, lesiones y una mayor vulnerabilidad en la naturaleza.
Daño estructural a las patas: Quitar las uñas altera la estructura natural y la biomecánica de las patas. Sin las garras, la distribución del peso sobre la almohadilla de la pata cambia, lo que provoca posturas anormales y una mayor presión en determinadas zonas. Esto puede causar dolor crónico en el pie, artritis y otros problemas musculoesqueléticos en el futuro.
Problemas de comportamiento: Los grandes felinos sin uñas pueden exhibir cambios de comportamiento debido a la pérdida de sus instintos y habilidades naturales. Esto puede provocar frustración, ansiedad, mordeduras y agresión hacia los humanos u otros animales. Su incapacidad para expresar sus comportamientos naturales puede causar un malestar psicológico significativo.
Preocupaciones éticas y de conservación: Quitarles las garras a los grandes felinos va en contra de los principios de conservación y bienestar animal. Es una práctica arraigada en la creencia errónea de que quitar las garras mejora la seguridad o la comodidad de los animales cautivos. En realidad, los priva de características esenciales necesarias para su bienestar y supervivencia si se los libera en la naturaleza.