Tanto los humanos como los plátanos comparten un ancestro común que existió hace millones de años. Con el tiempo, los caminos evolutivos de los humanos y los plátanos divergieron significativamente, dando lugar a especies distintas con características y secuencias de ADN únicas. Como resultado, se estima que el porcentaje real de ADN compartido entre humanos y plátanos es de alrededor del 1%, no del 50%.
Este ADN compartido representa regiones o secuencias conservadas que se han conservado a lo largo de la evolución y son esenciales para las funciones celulares y los procesos biológicos básicos. Estas secuencias conservadas son cruciales para el funcionamiento de todos los organismos, incluidos los humanos y los plátanos. Sin embargo, la mayoría de las secuencias de ADN en humanos y plátanos son únicas y específicas de sus respectivas especies.
El concepto de compartir el 50% del mismo ADN con los plátanos probablemente surge de una mala interpretación de ciertas comparaciones genéticas. Las secuencias de ADN a menudo se comparan mediante algoritmos de alineación que identifican regiones similares entre dos especies. Si bien algunas porciones del ADN humano y del plátano pueden alinearse, lo que indica ascendencia compartida y secuencias conservadas, el porcentaje general de ADN compartido sigue siendo relativamente bajo.
Por tanto, si bien es cierto que los humanos y los plátanos comparten algunas secuencias de ADN debido a su relación evolutiva, el porcentaje es muy inferior al 50%. La afirmación del 50% de ADN compartido es una afirmación demasiado simplificada y no representa con precisión la naturaleza compleja de las comparaciones de ADN y la historia evolutiva de diferentes especies.