1. La abundancia de elementos pesados:
* El Sol y otras estrellas en nuestro sistema solar tienen una mayor abundancia de elementos más pesados que el helio (como el carbono, el oxígeno y el hierro) en comparación con las estrellas mayores de primera generación.
* Estos elementos más pesados se forjan en los núcleos de las estrellas durante su ciclo de vida y se liberan al medio interestelar a través de explosiones de supernovas.
* Esto sugiere que el material del que se formó el sol fue enriquecido por estas generaciones anteriores de estrellas.
2. Poblaciones estelares:
* Los astrónomos clasifican las estrellas en poblaciones basadas en su edad y composición química.
* Las estrellas de la población I, como nuestro sol, son más jóvenes y tienen una mayor abundancia de elementos pesados.
* Las estrellas de población II son mayores y tienen una menor abundancia de elementos pesados, lo que indica que estaban formados a partir de material menos enriquecido.
3. La existencia de sistemas planetarios:
* La existencia de planetas alrededor del sol, particularmente los planetas internos rocosos, respalda aún más la idea de una estrella de segunda generación.
* Estos planetas probablemente se formaron a partir de la acumulación de polvo y gas enriquecidos con elementos pesados, que fueron producidos por estrellas anteriores.
4. La evolución de la Vía Láctea:
* La galaxia de la Vía Láctea es una galaxia espiral, y sus brazos espirales son regiones de formación de estrellas activas.
* Estos brazos están enriquecidos con elementos pesados de estrellas más antiguas que ya han vivido y muerto.
* Esto sugiere que el sol, ubicado en un brazo espiral, formado a partir de material enriquecido por generaciones pasadas de estrellas.
nota: Si bien la evidencia sugiere fuertemente que el Sol es una estrella de segunda generación, no podemos probarlo definitivamente. No tenemos acceso directo al material del que se formó, y las complejidades de la evolución estelar deja espacio para cierta incertidumbre.
Sin embargo, la gran cantidad de evidencia de observación apunta a la conclusión de que nuestro sol probablemente sea un producto del material expulsado de generaciones anteriores de estrellas.