1. Más cercano al sol: Mercury posee el título del planeta más cercano a nuestro sol, orbitando a una distancia promedio de 36 millones de millas (58 millones de kilómetros). Esta proximidad conduce a fluctuaciones de temperatura extremas, con máximos de día de 800 ° F (430 ° C) y mínimos fríos nocturnos de -290 ° F (-180 ° C).
2. Planeta terrestre más pequeño: Mercurio es el planeta terrestre más pequeño, con un diámetro de solo 3,032 millas (4,880 kilómetros). Es aún más pequeño que la luna ganymede de Júpiter y el titán de la luna de Saturno.
3. Atmósfera muy delgada: El mercurio tiene una atmósfera extremadamente delgada, conocida como exosfera, que constantemente se repone por partículas de viento solar e impactos meteoroides. Esta atmósfera delgada hace poco para proteger el planeta de la dura radiación y el viento solar, lo que contribuye a las fluctuaciones de temperatura extremas.
4. Órbita altamente elíptica: Mercurio tiene una órbita altamente excéntrica, lo que significa que es más elíptico que circular. Esto causa variaciones significativas en la distancia del planeta desde el sol, lo que lleva a diferencias de temperatura aún más extremas entre su perihelio (punto más cercano al sol) y afelión (punto más alejado del sol).
5. Núcleo gigante: Mercurio tiene un núcleo de hierro inusualmente grande, que representa alrededor del 85% de su radio total. Se cree que este núcleo masivo es responsable de su campo magnético débil, que es solo aproximadamente el 1% tan fuerte que el de la Tierra.
6. Características de la superficie: La superficie de Mercurio está muy cratitada, mostrando una larga historia de bombardeo por asteroides y cometas. También presenta vastas llanuras, escarpas (acantilados) y características tectónicas inusuales como crestas de arrugas, lo que indica un pasado geológico complejo.
7. Bloqueo de marea: Mercury tiene una resonancia de órbita giratoria de 3:2, lo que significa que gira tres veces por cada dos órbitas alrededor del sol. Este período de rotación inusual resulta en un "día" único en Mercurio, que es equivalente a dos años mercurianos.
Estas características únicas hacen de Mercurio un objeto de estudio fascinante, proporcionando información valiosa sobre la formación y evolución de los sistemas planetarios.