1. Fotosíntesis: Hace millones de años, los pequeños organismos como las algas y el fitoplancton prosperaron en océanos y pantanos. Usaron energía del sol para convertir el dióxido de carbono y el agua en compuestos orgánicos a través de la fotosíntesis, almacenando energía solar en forma de enlaces químicos.
2. Deposición y entierro: Cuando estos organismos murieron, se hundieron hasta el fondo del océano o el pantano. Con el tiempo, las capas de sedimento se construyeron encima de ellos, enterrándolos más y más profundos. Este proceso los privó de oxígeno, evitando la descomposición.
3. Transformación: Bajo una inmensa presión y calor de la corteza terrestre, estos materiales orgánicos se transformaron durante millones de años. El calor y la presión desglosaron la materia orgánica, formando hidrocarburos (moléculas hechas de hidrógeno y carbono), el componente principal del petróleo y el gas natural.
4. Migración y captura: El petróleo y el gas migraron a través de formaciones de rocas porosas hasta que quedaron atrapados por capas de roca impermeables, formando depósitos.
Por lo tanto, la energía del sol es la fuente definitiva de la energía almacenada en el aceite. El sol impulsó a los antiguos organismos que crearon la materia orgánica, que finalmente se transformó en combustibles fósiles.
Es importante tener en cuenta:
* Este proceso tardó millones de años, y el aceite que extraemos hoy es un recurso no renovable, lo que significa que no se puede reponer a la velocidad que lo consumimos.
* Si bien el sol es la fuente definitiva, la industria de los combustibles fósiles en sí no depende directamente de la energía solar para la extracción y el procesamiento.
* La quema de combustibles fósiles libera dióxido de carbono a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático e invirtiendo el largo proceso de captura de energía solar.