Esto significa que diferentes partes de la Tierra reciben cantidades variables de luz solar en diferentes épocas del año, lo que da como resultado las estaciones. Cuando el hemisferio norte está inclinado hacia el Sol, recibe luz solar más directa y experimenta el verano, mientras que el hemisferio sur se inclina hacia afuera del Sol y experimenta el invierno. Seis meses después, la situación se invierte y el hemisferio sur experimenta el verano mientras que el hemisferio norte experimenta el invierno.
Es importante señalar que, si bien la inclinación de la Tierra permanece constante, la órbita de la Tierra alrededor del Sol no es perfectamente circular. En cambio, es ligeramente elíptica, lo que significa que la distancia entre la Tierra y el Sol varía a lo largo del año. Sin embargo, esta variación en la distancia no afecta significativamente las estaciones de la Tierra ni su inclinación general.