Para que una estrella experimente una supernova de Tipo II, debe tener una masa que sea al menos ocho veces la masa del Sol ($m\sim8 m_\odot$). Las supernovas de tipo II ocurren cuando la estrella progenitora es lo suficientemente masiva como para fusionar todos sus elementos hasta formar hierro, pero cuando ya no puede sostenerse contra sus propias fuerzas gravitacionales debido a la falta de procesos de fusión que proporcionen presión hacia afuera.