Los cristales de hielo en la atmósfera pueden tener diferentes formas, incluidas placas hexagonales, columnas y dendritas. A medida que la luz de la luna pasa a través de estos cristales, sufre refracción y difracción. Los colores producidos dependen del tamaño y la forma de los cristales de hielo, así como del ángulo en el que se observa la luz. La coloración amarilla o naranja suele atribuirse a una combinación de estos factores.
En general, el espesor y la densidad de la capa de cristales de hielo influyen en la intensidad y prominencia del anillo coloreado. Las capas más gruesas de cristales de hielo pueden producir anillos más vívidos y coloridos, mientras que las capas más delgadas pueden dar lugar a un halo tenue o apenas perceptible. Vale la pena señalar que otros factores como las condiciones atmosféricas, la contaminación y la perspectiva del observador también pueden afectar la apariencia y visibilidad del halo lunar.