Sin embargo, Júpiter es un planeta gigante gaseoso y emite calor. Este calor se genera por la compresión gravitacional del enorme interior de Júpiter y se emite en forma de radiación infrarroja. Júpiter irradia aproximadamente el doble de calor del que absorbe del Sol, por lo que en realidad es una fuente neta de calor para el Sistema Solar.
Si Júpiter ganara suficiente masa, eventualmente alcanzaría la masa crítica para la fusión y se convertiría en una estrella. Sin embargo, es muy poco probable que Júpiter alguna vez gane suficiente masa para convertirse en una estrella. El escenario más probable es que Júpiter siga siendo un planeta gigante gaseoso por el resto de su vida.