La temperatura de un agujero negro es importante porque afecta la velocidad a la que emite radiación. Los agujeros negros emiten radiación en forma de radiación de Hawking, que es un tipo de radiación térmica. Cuanto más caliente es un agujero negro, más radiación de Hawking emite.
La radiación de Hawking tiene varios efectos en el medio ambiente circundante. En primer lugar, puede provocar que el agujero negro pierda masa. A medida que el agujero negro emite radiación de Hawking, pierde energía y masa. Esto puede hacer que el agujero negro eventualmente se evapore. En segundo lugar, la radiación de Hawking puede calentar el gas y el polvo circundantes. Esto puede hacer que el gas y el polvo brillen, haciéndolos visibles para los telescopios. En tercer lugar, la radiación de Hawking puede crear un gradiente de presión en el gas y el polvo circundantes. Este gradiente de presión puede hacer que el gas y el polvo fluyan hacia o alejándose del agujero negro.
Por tanto, la temperatura de un agujero negro es un factor importante a la hora de determinar sus efectos en el entorno que lo rodea.