Los agujeros negros se forman por el colapso gravitacional de estrellas masivas u otros objetos. Cuando una estrella muere, puede colapsar bajo su propia gravedad, creando un agujero negro si es lo suficientemente masiva. Los restos de la estrella, como sus electrones, protones y neutrones, están comprimidos en un espacio diminuto, formando una singularidad. El campo gravitacional alrededor de la singularidad es tan fuerte que nada puede escapar.
Los agujeros negros se clasifican en varios tipos según sus propiedades, como su masa, carga y rotación. Los agujeros negros estelares se forman a partir del colapso de estrellas masivas. Los agujeros negros supermasivos, que son mucho más masivos que los agujeros negros estelares, se encuentran en los centros de la mayoría de las galaxias. Se teoriza que los agujeros negros primordiales se formaron en el universo temprano.
El estudio de los agujeros negros ha sido un área importante de investigación en física teórica y astrofísica. Los agujeros negros brindan una oportunidad única para probar las predicciones de la relatividad general y comprender la naturaleza de la gravedad. También han sido objeto de mucha especulación y cultura popular, a menudo representados como objetos misteriosos y peligrosos.