El cometa ISON se desintegró cuando se acercaba al Sol el 28 de noviembre de 2013. El cometa se observó por primera vez en septiembre de 2012 e inicialmente se pensó que era un potencial "Gran Cometa" que podría volverse visible a simple vista. Sin embargo, a medida que se acercaba al Sol, ISON comenzó a mostrar signos de fragmentación y finalmente se rompió en varios pedazos más pequeños. Estos pedazos continuaron desintegrándose hasta ser completamente destruidos por el calor del Sol. La destrucción de ISON fue una decepción para muchos astrónomos y observadores del cielo, pero también proporcionó información valiosa sobre el comportamiento de los cometas y sus interacciones con el Sol.