Sin embargo, los críticos argumentan que el término es demasiado simplista, ya que puede simplificar demasiado la complejidad de los cambios ambientales y culpar indebidamente a las actividades humanas. Sostienen que centrarse únicamente en el término no necesariamente conduce a una acción significativa, ya que no aborda los factores socioeconómicos, políticos y culturales subyacentes que contribuyen a la degradación ambiental.
Algunos investigadores proponen utilizar el término "Capitaloceno" en lugar de Antropoceno para resaltar el papel del capitalismo y los sistemas económicos en la configuración de los cambios ambientales. Sostienen que centrarse únicamente en las actividades humanas oscurece las dinámicas y estructuras de poder desiguales que contribuyen a la degradación ambiental, como el consumo excesivo, la explotación de recursos y la concentración de riqueza y poder.
En última instancia, la eficacia del concepto del Antropoceno para impulsar el cambio social sigue siendo un tema de investigación y debate en curso. Si bien ha provocado importantes conversaciones sobre los impactos humanos en el planeta, no hay consenso sobre si nombrar el Antropoceno por sí solo conducirá a una aceptación generalizada de nuestro impacto a nivel planetario y cambios posteriores hacia prácticas más sostenibles. Requiere un enfoque multifacético, que involucre investigación científica, educación, cambios de políticas y participación pública, para abordar los complejos desafíos del Antropoceno y promover un futuro más sostenible para nuestro planeta.