Una forma en que los astrónomos han podido obtener imágenes de los agujeros negros es observando los efectos que tienen en el espacio circundante. Cuando un agujero negro está acumulando activamente materia de una estrella cercana o de una nube de gas, puede emitir chorros de partículas de alta energía. Estos chorros suelen ser visibles en longitudes de onda de radio y rayos X, y los astrónomos pueden utilizar estas observaciones para inferir la presencia de un agujero negro.
Otra forma en que los astrónomos han podido obtener imágenes de los agujeros negros es mediante el uso de lentes gravitacionales. Esto ocurre cuando el campo gravitacional de un objeto masivo, como un agujero negro, deforma la luz de las estrellas cercanas. Al observar estas distorsiones, los astrónomos pueden reconstruir una imagen del agujero negro.
En 2019, la colaboración del Event Horizon Telescope (EHT) publicó la primera imagen directa de un agujero negro. La imagen era del agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia M87. El EHT es una red de radiotelescopios especialmente diseñados para observar agujeros negros. Combinando los datos de todos los telescopios, los astrónomos pudieron producir una imagen que muestra el horizonte de sucesos del agujero negro. El horizonte de sucesos es el límite más allá del cual nada, ni siquiera la luz, puede escapar de un agujero negro.
Los agujeros negros son uno de los objetos más misteriosos del universo y los astrónomos aprenden constantemente cosas nuevas sobre ellos. Las imágenes que los astrónomos han podido capturar permiten vislumbrar estos fascinantes objetos y nos ayudan a comprender mejor sus propiedades.