El polvo espacial, también conocido como polvo cósmico, está formado por pequeñas partículas que flotan en la vasta extensión del espacio. Estas partículas pueden ser restos de colisiones entre objetos más grandes, como asteroides o cometas, o pueden formarse a partir de eyecciones de estrellas. Cuando se forma una estrella, expulsa una gran cantidad de material a su entorno, creando un disco de gas y polvo a partir del cual eventualmente se pueden formar planetas.
Las capacidades únicas de Roman le permitirán estudiar el polvo espacial con un detalle sin precedentes. El telescopio está equipado con una potente cámara infrarroja que puede detectar el tenue resplandor del polvo espacial cálido, incluso en las regiones más frías del universo. Al observar cuidadosamente la distribución y composición del polvo espacial, los astrónomos pueden inferir la presencia de exoplanetas ocultos.
Así es como funciona la técnica de exploración del polvo espacial de Roman:
1. Cuando una estrella comienza a formarse, emite una cantidad significativa de radiación ultravioleta (UV). Esta radiación ultravioleta calienta el gas y el polvo circundantes, creando un capullo cálido alrededor de la estrella.
2. El polvo caliente de este capullo emite radiación infrarroja, que puede ser detectada por la cámara de infrarrojos de Roman.
3. Si hay planetas similares a la Tierra orbitando la joven estrella, bloquearán una parte de la emisión infrarroja proveniente del polvo. Esto crea una "sombra" característica en la luz infrarroja, que los astrónomos pueden utilizar para inferir la presencia del planeta.
La ventaja de esta técnica es que permite a los astrónomos detectar planetas que aún se encuentran en las primeras etapas de formación. Estos planetas son extremadamente débiles y difíciles de detectar utilizando otros métodos, pero pueden ser revelados por el cálido resplandor del polvo espacial circundante.
La técnica de exploración del polvo espacial de Roman es particularmente adecuada para encontrar planetas similares a la Tierra en las zonas habitables de sus respectivos sistemas estelares. La zona habitable es la región alrededor de una estrella donde potencialmente podría existir agua líquida en la superficie de un planeta, haciéndola propicia para la vida.
Al estudiar el polvo espacial alrededor de estrellas jóvenes en las zonas habitables, Roman tiene el potencial de revelar planetas ocultos similares a la Tierra que son potencialmente capaces de albergar vida. Estos descubrimientos ampliarían significativamente nuestra comprensión de los sistemas de exoplanetas y nos acercarían a encontrar un verdadero análogo de la Tierra en la inmensidad del espacio.