1. Evidencia observacional:La observación de las órbitas estelares y la dinámica del gas cerca del centro de la Vía Láctea respalda firmemente la presencia de un objeto compacto y masivo con influencia gravitacional. Los movimientos observados de las estrellas y el gas pueden explicarse con precisión por la atracción gravitacional de un agujero negro supermasivo.
2. Ausencia de explicaciones alternativas:Si bien la materia oscura es una forma hipotética de materia que interactúa sólo a través de la gravedad, no existe ningún mecanismo conocido o partícula candidata que pueda explicar la presencia de un halo masivo de materia oscura en lugar de un agujero negro en el centro de la Vía Láctea.
3. Coherencia con observaciones a mayor escala:La existencia de agujeros negros supermasivos en los centros de las galaxias ahora es ampliamente aceptada y observada en todo el universo. El agujero negro supermasivo de la Vía Láctea, conocido como Sagitario A*, entra dentro de este paradigma y sus propiedades son consistentes con las de otros agujeros negros observados.
4. Escenarios de formación y evolución:La formación y evolución de agujeros negros supermasivos están respaldadas por modelos teóricos y observaciones. Se cree que crecen a partir de agujeros negros semillas más pequeños mediante fusiones y acumulación de materia. La hipótesis del halo masivo de materia oscura carece de una explicación clara para la formación y el crecimiento de un objeto tan masivo.
Si bien no se puede descartar por completo la hipótesis del halo de materia oscura, sigue siendo altamente especulativa y enfrenta varios desafíos para explicar los fenómenos observados en el centro de la Vía Láctea. La evidencia y las consideraciones teóricas actualmente favorecen el escenario de un agujero negro supermasivo como la explicación más probable.