En el centro del disco protoplanetario estaba el joven sol, que todavía se estaba formando y creciendo en tamaño. La nebulosa solar fue calentada por la radiación del sol y, a medida que se enfrió, comenzó a formar pequeños grupos de materia llamados planetesimales.
Con el tiempo, los planetesimales crecieron de tamaño al chocar y pegarse, hasta formar los planetas y lunas que vemos hoy en el sistema solar. Los planetas interiores, Mercurio, Venus, la Tierra y Marte, se formaron primero, seguidos por los planetas exteriores, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
A medida que los planetas se formaron, comenzaron a interactuar gravitacionalmente entre sí. Esta interacción hizo que los planetas se movieran en sus órbitas y, finalmente, condujo a la formación del sistema planetario estable que vemos hoy.