No hay evidencia creíble que respalde la idea de que la posición de la luna influyó en el hundimiento del RMS Titanic. Si bien se producen ciertos fenómenos relacionados con la luna, como el aumento de las corrientes de marea, por sí solos no son suficientes para causar tal desastre. El hundimiento se debió principalmente a la colisión del barco con un iceberg en el Atlántico Norte.