Una de las principales razones de la reclasificación de Plutón fue su tamaño. Plutón es mucho más pequeño que los otros planetas de nuestro sistema solar. Tiene sólo aproximadamente una quinta parte del tamaño de la Tierra y su masa es sólo aproximadamente 1/1000 de la de la Tierra. Esto significa que Plutón no es lo suficientemente grande como para tener suficiente gravedad para adoptar una forma esférica, como los otros planetas. En cambio, Plutón es un objeto de forma irregular con una superficie irregular.
Otra razón para la reclasificación de Plutón fue su órbita. La órbita de Plutón es muy elíptica, lo que significa que no es un círculo perfecto como los otros planetas. La órbita de Plutón también cruza la órbita de Neptuno, lo que significa que a veces está más cerca del Sol que Neptuno. Esto dificultó la clasificación de Plutón como planeta, ya que no se ajustaba a la definición tradicional de planeta como un objeto que orbita alrededor del Sol en una trayectoria casi circular.
Finalmente, la composición de Plutón también contribuyó a su reclasificación. Plutón está formado por una mezcla de roca y hielo, y su superficie está cubierta por una capa de nitrógeno, metano y monóxido de carbono congelados. Esta composición es diferente a la de otros planetas de nuestro sistema solar, que están formados principalmente por roca y metal.
Basándose en estas consideraciones científicas, la IAU decidió reclasificar a Plutón como planeta enano. Un planeta enano se define como un objeto que es más pequeño que un planeta pero más grande que un asteroide. Los planetas enanos no son esféricos y no tienen suficiente gravedad para despejar sus órbitas de otros objetos.
La decisión de reclasificar a Plutón no fue fácil y ha generado controversia. Sin embargo, fue un paso necesario para mantener una definición consistente de lo que significa ser un planeta.