Una hipótesis adicional es que la vida orgánica en la Tierra, como los componentes básicos del ARN o incluso las entidades de vida que se reproducen a sí mismas, se originó a partir de meteoritos que trajeron estos químicos. Esta noción plantea implicaciones significativas que pueden transformar tanto las ciencias evolutivas como la astrobiología, al tiempo que introduce complejidades potenciales asociadas con el surgimiento de la vida y su posible dispersión entre varias estructuras planetarias. Si bien aún está bajo investigación, la investigación sobre la hipótesis relacionada con la quiralidad ofrece nuevos conocimientos sobre cómo evoluciona la vida y arroja luz sobre las vastas complejidades de la conexión del espacio con la génesis de los organismos vivos.