Los planetas se formaron a partir del disco protoplanetario mediante un proceso llamado acreción. A medida que las pequeñas partículas del disco chocaban entre sí, comenzaron a pegarse y formar objetos cada vez más grandes. Los más grandes de estos objetos eventualmente se convirtieron en planetas.
A medida que los planetas crecieron, comenzaron a moverse alrededor del sol en sus órbitas actuales. Sin embargo, las órbitas de los planetas no siempre fueron estables. Algunos planetas se acercaron al sol mientras que otros se alejaron. Este proceso se llama migración planetaria.
Se cree que la migración planetaria se produjo por varias razones. Una razón es la presencia de gas en el disco protoplanetario. El gas ejerció una fuerza de arrastre sobre los planetas, lo que hizo que perdieran energía y se acercaran en espiral al sol. Otra razón de la migración planetaria son las interacciones gravitacionales entre los planetas. A medida que los planetas se movían alrededor del sol, ejercían fuerzas gravitacionales entre sí. Esto provocó que algunos planetas cambiaran sus órbitas y se trasladaran a nuevas ubicaciones.
Finalmente, el disco protoplanetario desapareció y los planetas se asentaron en sus órbitas actuales. Este proceso duró varios cientos de millones de años.