Lanzado en 1995, ERS-2 fue un satélite pionero de observación de la Tierra que influyó en gran medida en nuestra comprensión de nuestro planeta y del cambio climático. A pesar de una vida operativa prevista de sólo tres años, el satélite tuvo una vida operativa de 16 años y, junto con el satélite ERS-1 casi idéntico, dejó un legado importante para el futuro de la observación de la Tierra.
ERS-2 recopiló una gran cantidad de datos valiosos sobre las superficies terrestres, los océanos y los casquetes polares de nuestro planeta, y también monitoreó desastres naturales, incluidas graves inundaciones y terremotos en partes remotas del mundo.
Aunque el satélite todavía estaba funcionando, la Agencia Espacial Europea (ESA) puso fin a la misión en 2011. Cuanto más tiempo permanezca un satélite inactivo en órbita, mayor será el riesgo de colisión con otros satélites o desechos espaciales, por lo que se tomó la decisión. reducir la altitud media del ERS-2 de 785 km sobre la Tierra a 573 km, iniciando así el proceso de salida de órbita. Esto redujo el tiempo que la nave espacial pasaría en órbita de más de 100 años a menos de 15.
En el momento de su lanzamiento, los satélites ERS-1 y ERS-2 eran los satélites de observación de la Tierra más sofisticados jamás desarrollados en Europa. En marzo de 2000, un fallo informático provocó el final de la misión ERS-1; sin embargo, ERS-2 sobreviviría mucho más tiempo.
Los datos sobre la temperatura de la superficie son necesarios para la previsión meteorológica, la predicción oceánica y la vigilancia del clima, y si bien las mediciones "in situ" (por ejemplo, mediante boyas) son útiles, los datos satelitales pueden abarcar todo el océano, incluidas regiones remotas. Tanto el ERS-1 como el ERS-2 llevaban un instrumento llamado Radiómetro de barrido a lo largo de la trayectoria (ATSR), que permitió a los científicos estimar con precisión la temperatura mediante la detección del calor infrarrojo de la superficie de la Tierra.
La serie ATSR fue desarrollada originalmente por un consorcio del Reino Unido liderado por RAL Space y ha influido en instrumentos futuros, incluido el radiómetro de temperatura de la superficie terrestre y marina (SLSTR) para los satélites Sentinel-3 de la ESA. La serie se considera uno de los instrumentos de detección remota más precisos en términos de calibración de datos y ha proporcionado un "estándar de oro" para las temperaturas de la superficie de la Tierra durante un período de más de 20 años.