La luna puede ser el compañero más cercano de la tierra, pero las condiciones en la superficie de estos dos vecinos son muy diferentes. A diferencia de la tierra, que mantiene una temperatura moderada en gran parte de su superficie, la luna oscila entre el calor extremo y el frío extremo. La razón principal de estas diferencias extremas de temperatura es la falta de atmósfera en la Luna.
Condiciones en la Luna
En la superficie sin aire de la luna, las temperaturas dependen en gran medida de si un punto dado se encuentra en la luz del sol o en la sombra. Las áreas de la superficie que reciben luz solar completa pueden alcanzar temperaturas de alrededor de 121 grados Celsius o 250 grados Fahrenheit. Las regiones sombreadas y el lado oscuro de la luna normalmente caen a un mínimo de -157 grados Celsius, o -250 grados Fahrenheit. Los polos de la luna pueden ponerse aún más fríos: el Orbitador de Reconocimiento Lunar ha detectado bajas de -238 grados Celsius (-396 grados Fahrenheit) en el polo sur y -247 grados Celsius (-413 grados Fahrenheit) en el polo norte, temperaturas que incluso pueden rivalizan con los de la superficie de Plutón.
Sin atmósfera
La razón de esta diferencia de temperatura extrema es la falta de atmósfera de la luna. La tierra y la luna reciben cantidades similares de energía del sol, pero en el caso de la tierra, la atmósfera se desvía y absorbe parte de ese calor. A medida que los rayos del sol golpean las moléculas de gas que rodean al planeta, esas moléculas absorben parte de la energía y la transmiten a través de la atmósfera, calentando todo el planeta en lugar de solo las áreas expuestas a la luz solar directa. Esta difusión de energía reduce la temperatura máxima, y como la luna no tiene esa capa protectora, sus temperaturas máximas son abrasadoras.
El Efecto Invernadero
Una atmósfera también atrapa la energía del sol, en una proceso conocido como el efecto invernadero. Cuando la energía del sol atraviesa la atmósfera y golpea la superficie de la tierra, esa energía se refleja en la superficie y vuelve al espacio. De la misma manera que las moléculas de gas absorbieron y atraparon energía en su camino hacia adentro, estas moléculas atrapan y reflejan la energía en su salida, manteniendo el calor del planeta incluso en el lado oscuro. En la luna, sin embargo, cualquier energía que se refleja en la superficie simplemente se disipa en el vacío, por lo que las áreas sombreadas de la superficie se vuelven extremadamente frías.
Retos de temperatura
Estos extremos de temperatura causaron por el vacío del espacio presentan algunas preocupaciones importantes para los exploradores espaciales, que necesitan equipos especializados y técnicas para evitar el sobrecalentamiento o la congelación. Por ejemplo, la nave espacial Apollo en el camino a la Luna utilizó el control térmico pasivo, también llamado "rollo de barbacoa", una rotación lenta de la nave sobre su eje para mantener la temperatura de la nave ecualizada. Una vez en la superficie de la luna, los astronautas tuvieron que recurrir a pesados trajes espaciales con sistemas de regulación de temperatura incorporados para evitar el sobrecalentamiento en la luz del sol o la congelación de sólidos a la sombra.