Una indicación de este cambio es el creciente interés en el desarrollo urbano sostenible y los principios de crecimiento inteligente. Los defensores del crecimiento inteligente creen que las áreas urbanas pueden crecer de una manera más sostenible centrándose en el desarrollo compacto, la zonificación de uso mixto y sistemas de transporte eficientes. Muchas ciudades y pueblos de Estados Unidos están adoptando políticas de crecimiento inteligente e implementando proyectos para promover comunidades más compactas y transitables.
Otro factor que contribuye a la posible reversión de la expansión urbana es el creciente costo de la vivienda y el transporte. A medida que el costo de vida en las zonas urbanas sigue aumentando, más personas buscan opciones de vivienda asequibles en zonas suburbanas y rurales. Además, el creciente costo de la gasolina y la creciente conciencia sobre el cambio climático están alentando a más personas a optar por vivir más cerca del trabajo y los servicios, reduciendo la necesidad de largos desplazamientos.
Además, la pandemia de COVID-19 ha acelerado el cambio hacia el trabajo remoto y las modalidades de trabajo flexibles. Esto ha permitido que muchas personas vivan y trabajen desde diversos lugares, reduciendo la presión de vivir en áreas urbanas densamente pobladas. Como resultado, algunas ciudades han experimentado una disminución de la población y un desplazamiento de la demanda de vivienda hacia pueblos más pequeños y zonas rurales.
Sin embargo, es importante señalar que la expansión urbana es un tema complejo influenciado por numerosos factores económicos, sociales y políticos. Si bien hay señales de un posible cambio, revertir la tendencia de la expansión urbana requerirá un compromiso y un esfuerzo sostenidos por parte de los gobiernos, los desarrolladores y las comunidades de todo el país.