El plástico plasmónico impreso en 3D permite la producción de sensores ópticos a gran escala
Un filamento del plástico plasmónico. Debido a su flexibilidad, el material puede adoptar casi cualquier forma. En este ejemplo particular, el filamento está destinado a su uso en impresoras 3D. Crédito:Chalmers/Malin Arnesson
En un proyecto de varios años, investigadores de la Universidad Tecnológica de Chalmers en Suecia han desarrollado plástico plasmónico, un tipo de material compuesto con propiedades ópticas únicas que se puede imprimir en 3D. Esta investigación ha dado como resultado sensores ópticos de hidrógeno impresos en 3D que podrían desempeñar un papel importante en la transición hacia la energía y la industria verdes.
El interés en las nanopartículas de metales plasmónicos y sus diferentes aplicaciones ha crecido rápidamente y se ha desarrollado en un amplio espectro durante las últimas dos décadas. Lo que hace que estas partículas sean tan especiales es su capacidad para interactuar fuertemente con la luz. Esto los hace útiles para una amplia gama de aplicaciones:como componentes ópticos para sensores y tratamientos médicos, en fotocatálisis para controlar procesos químicos y en varios tipos de sensores de gas.
Plástico plasmónico
Durante seis años, los investigadores de Chalmers Christoph Langhammer, Christian Müller, Kasper Moth-Poulsen, Paul Erhart y Anders Hellman y sus equipos de investigación colaboraron en un proyecto de investigación sobre el plástico plasmónico. En el momento en que comenzó el proyecto, las nanopartículas metálicas plasmónicas se utilizaban principalmente en superficies planas y requerían producción en laboratorios de sala limpia avanzados.
El punto de partida de los investigadores fue preguntarse:¿y si pudiéramos producir grandes volúmenes de nanopartículas metálicas plasmónicas de forma sostenible que permitieran fabricar objetos plasmónicos tridimensionales? Aquí es donde el plástico entró en escena. Las propiedades de los materiales plásticos implican que se les puede dar casi cualquier forma, son rentables, tienen potencial de ampliación y se pueden imprimir en 3D.
Y funcionó. El proyecto dio como resultado el desarrollo de nuevos materiales compuestos por una mezcla (o compuesto) de un polímero y nanopartículas metálicas coloidales plasmónicamente activas. Con estos materiales, se pueden imprimir en 3D objetos de cualquier peso, desde una fracción de gramo hasta varios kilogramos. Algunos de los resultados de investigación más importantes de todo el proyecto se han resumido en un artículo en Accounts of Chemical Research. .