(Arriba) Una serie de micrografías de luz que muestran el movimiento de uno de los microrobots sintetizados en este estudio; (Abajo) Una representación del movimiento de la aleta a lo largo del tiempo (Kazuma Obara, Yoshiyuki Kageyama, Sadamu Takeda. Small. 27 de noviembre de 2021). Crédito:Kazuma Obara, Yoshiyuki Kageyama, Sadamu Takeda. Pequeña. 27 de noviembre de 2021
Crear microrobots moleculares que imiten las habilidades de los organismos vivos es un sueño de la nanotecnología, como lo ilustra el reconocido físico Richard Feynman. Hay una serie de desafíos para lograr este objetivo. Uno de los más significativos es la creación de autopropulsión dirigida en el agua.
Un equipo de tres científicos de la Universidad de Hokkaido, dirigido por el profesor asistente Yoshiyuki Kageyama, logró crear un microcristal que utiliza un movimiento alternativo autocontinuo para la propulsión. Sus hallazgos fueron publicados en la revista Small .
El sueño de los microrobots es antiguo, ha sido abordado en la ciencia ficción durante muchas décadas y popularizado por el auge de la nanotecnología. Un aspecto de estos robots es la autopropulsión, la capacidad de moverse de forma autosuficiente. Hay dos desafíos principales para lograr esto:el primero es hacer un robot molecular que pueda deformarse recíprocamente, y el segundo es convertir esta deformación en propulsión del robot molecular.
El grupo de Kageyama se basó en su investigación anterior que había resuelto el primer desafío:la creación de robots moleculares que pueden deformarse recíprocamente. Sin embargo, los objetos diminutos no pueden convertir su movimiento recíproco en movimiento progresivo, en general, como lo explica el teorema de la vieira de Edward Purcell. En el estudio actual, los científicos dieron el siguiente paso y lograron realizar la autopropulsión del robot molecular en un sistema experimental donde el movimiento estaba confinado a dos dimensiones; en este sistema, la resistencia viscosa actúa anisotrópicamente, haciéndola insignificantemente débil.