1. La caja: El horno en sí es típicamente una caja hecha de un material que absorbe el calor, como el cartón, la madera o el metal. Esta caja está diseñada para crear un espacio cerrado.
2. La cubierta de vidrio o plástico: La parte superior de la caja generalmente está cubierta con un material transparente como vidrio o plástico. Esto actúa como un invernadero, permitiendo que pase la luz solar pero evitando que el calor escape.
3. El efecto invernadero: La luz del sol entra en la caja y es absorbida por las superficies interiores oscuras (como una olla negra o la caja en sí). Esta energía absorbida se readige como radiación infrarroja (calor). La cubierta transparente atrapa este calor dentro de la caja, evitando que se escape.
4. Convección: El calor atrapado dentro de la caja crea una corriente de convección. El aire caliente aumenta, creando un patrón de circulación que distribuye el calor de manera uniforme en todo el horno. Esto asegura una cocción consistente.
5. Centrando el sol: Algunos hornos solares usan un reflector (como un espejo) para concentrar la luz solar en el área de cocción, maximizando la absorción de calor. Esto ayuda a lograr temperaturas más altas y tiempos de cocción más rápidos.
En esencia, un horno solar funciona como un invernadero en miniatura, utilizando la energía del sol y los principios de absorción de calor, radiación y convección para crear un entorno de cocción.