1. Falta de atmósfera: A diferencia de la Tierra, la Luna no tiene una atmósfera sustancial. La ausencia de atmósfera significa que no hay viento, lluvia u otros fenómenos climáticos que puedan causar erosión física en la superficie lunar.
2. Baja actividad geológica: La Luna ha estado geológicamente inactiva durante miles de millones de años, a diferencia de la Tierra, que experimenta actividad tectónica continua y erupciones volcánicas. Sin procesos geológicos activos, existen fuentes limitadas de rocas y materiales frescos que pueden ser meteorizados y erosionados.
3. Temperaturas extremas: La superficie de la luna experimenta importantes variaciones de temperatura, alcanzando temperaturas extremadamente altas durante el día y temperaturas muy bajas durante la noche. Sin embargo, estos cambios de temperatura no provocan una erosión o erosión física significativa como ocurre en la Tierra.
4. Ausencia de agua: Uno de los principales agentes de erosión y meteorización en la Tierra es el agua, que no está presente en la superficie de la Luna. No puede existir agua líquida en la Luna debido a la falta de presión atmosférica, lo que hace que el agua se evapore o se congele rápidamente.
5. Atracción gravitacional débil: La atracción gravitacional de la Luna es significativamente más débil en comparación con la de la Tierra. Esta gravedad reducida significa que hay menos transporte y movimiento de materiales a través de la superficie.
Por lo tanto, debido a la ausencia de atmósfera, la baja actividad geológica, las temperaturas extremas, la falta de agua y la débil atracción gravitacional, la luna experimenta una erosión y una erosión mínimas en comparación con la Tierra.