Apelaciones emocionales :Los mensajes antivacunas a menudo se basan en llamamientos emocionales, que evocan miedo y ansiedad entre los padres. Pueden difundir información errónea sobre los supuestos peligros de las vacunas, lo que puede resonar con los instintos protectores inherentes de las personas hacia sus hijos.
Desinformación :Los antivacunas frecuentemente comparten información falsa o engañosa sobre las vacunas. Al presentar esta información errónea como "hechos", pueden sembrar dudas y confusión en la mente de las personas, lo que lleva a algunos a cuestionar la seguridad y eficacia de las vacunas.
Sesgo de confirmación :Las personas tienden a buscar información que confirme sus creencias existentes. Los antivacunas a menudo se unen a grupos y comunidades en línea donde se refuerzan sus puntos de vista, lo que afianza aún más sus creencias y los hace menos receptivos a información precisa.
Interpretación selectiva de la evidencia :Los antivacunas pueden seleccionar estudios científicos o anécdotas que parecen respaldar sus afirmaciones, mientras ignoran o minimizan el abrumador conjunto de evidencia que respalda la seguridad y eficacia de las vacunas.
Algoritmos y participación :Los algoritmos de Facebook priorizan el contenido que genera participación, independientemente de su precisión. Las publicaciones antivacunas suelen provocar fuertes reacciones y generar una participación significativa, lo que les ayuda a ganar visibilidad y llegar a un público más amplio.
Falta de una moderación sólida :Los esfuerzos de moderación de Facebook han sido criticados por no ser lo suficientemente estrictos a la hora de eliminar información falsa y engañosa sobre las vacunas. Esto permite que el contenido antivacunas persista y se difunda en la plataforma.
Voces influyentes :Algunos grupos e individuos antivacunas han acumulado un gran número de seguidores en Facebook. Su influencia y alcance pueden amplificar la información errónea y hacer que sea más difícil contrarrestarla con información precisa.
Desconfianza en la autoridad :Los antivacunas pueden desconfiar de las fuentes tradicionales de información, como los profesionales médicos y las agencias de salud gubernamentales. Es posible que consideren que estas fuentes son parciales o parte de una conspiración, lo que los hace más propensos a creer en narrativas alternativas presentadas por los defensores de las vacunas.
Para combatir eficazmente la desinformación contra las vacunas, es fundamental abordar estos factores subyacentes proporcionando información precisa, fomentando habilidades de pensamiento crítico y contrarrestando la información errónea con mensajes basados en evidencia.