1. La órbita de la Luna está inclinada con respecto a la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Si la órbita de la Luna estuviera en el mismo plano que la órbita de la Tierra, entonces habría un eclipse cada mes. Sin embargo, la órbita de la Luna está inclinada en un ángulo de unos 5 grados con respecto a la órbita de la Tierra. Esto significa que la Luna suele estar por encima o por debajo de la sombra de la Tierra y, por tanto, no pasa a través de ella para provocar un eclipse.
2. La órbita de la Luna es elíptica, no circular. Esto significa que la distancia de la Luna a la Tierra varía a lo largo de su órbita. Cuando la Luna está en su punto más cercano a la Tierra (perigeo), es más probable que atraviese la sombra de la Tierra y provoque un eclipse. Sin embargo, cuando la Luna está en su punto más alejado de la Tierra (apogeo), es menos probable que atraviese la sombra de la Tierra y provoque un eclipse.
Además de estas dos razones principales, también hay otros factores que pueden afectar la frecuencia de los eclipses, como la inclinación del eje de la Tierra y la precesión de la órbita terrestre. Como resultado de todos estos factores, los eclipses son eventos relativamente raros, y solo ocurren alrededor de dos eclipses solares totales y dos eclipses lunares totales cada año.