El hidrógeno solar, el proceso de convertir la luz solar en combustible de hidrógeno, se ha promocionado durante mucho tiempo como una alternativa limpia y sostenible a los combustibles fósiles. Sin embargo, uno de los principales desafíos para hacer del hidrógeno solar una tecnología viable es la falta de una forma eficiente y rentable de almacenar y transportar el gas.
El amoníaco (NH3) se ha convertido en un candidato prometedor para superar este desafío. Aquí hay algunas razones por las cuales:
Alta densidad energética: El amoníaco tiene una alta densidad energética de 12,7 MJ/kg, lo que lo convierte en una forma más eficiente de almacenar hidrógeno que el hidrógeno líquido. Esto significa que se necesita menos amoníaco para almacenar la misma cantidad de energía, lo que reduce los costos de transporte.
Facilidad de transporte: El amoníaco es un líquido a temperatura y presión ambiente, lo que lo hace más fácil de transportar y almacenar que el hidrógeno gaseoso. Esto elimina la necesidad de costosos y voluminosos tanques de almacenamiento de alta presión.
Infraestructura existente: El amoníaco ya se produce y transporta a gran escala para su uso como fertilizante. Esto significa que existe una infraestructura que se puede aprovechar para respaldar la producción y distribución de amoníaco para su uso como portador de hidrógeno.
Potencial de captura de carbono: El amoníaco se puede producir a partir de hidrógeno y nitrógeno, los cuales pueden obtenerse de fuentes renovables. Al utilizar amoníaco como vehículo, es posible capturar y almacenar dióxido de carbono (CO2) procedente de procesos industriales. Esto convierte al amoníaco en un combustible potencialmente negativo en carbono.
Desafíos y oportunidades:
A pesar de su potencial, todavía quedan algunos desafíos que superar antes de que el amoníaco pueda utilizarse ampliamente como portador de hidrógeno. Un desafío es el hecho de que el amoníaco es tóxico y corrosivo y requiere un manejo y almacenamiento cuidadosos. Otro desafío es el hecho de que la producción de amoníaco actualmente requiere mucha energía, pero esto podría abordarse mediante el uso de fuentes de energía renovables.
A pesar de estos desafíos, el amoníaco sigue siendo un candidato prometedor para vincular la producción de hidrógeno solar con el transporte y el almacenamiento. A medida que continúen la investigación y el desarrollo, es probable que los beneficios potenciales del amoníaco como portador de hidrógeno lo conviertan en una parte cada vez más importante de la transición a la energía limpia.