En cambio, las naves espaciales utilizan varias técnicas para ajustar su velocidad y trayectoria:
1. Retropropulsión: Este es el método más común para frenar o detener una nave espacial. La retropropulsión implica el uso de los motores de la nave espacial para producir empuje en la dirección opuesta a su movimiento. Al encender los motores hacia atrás, la nave espacial puede desacelerar o incluso detenerse por completo.
2. Aerofrenado: Esta técnica se utiliza cuando una nave espacial orbita un planeta con atmósfera. El aerofrenado implica sumergir intencionalmente la nave espacial en la atmósfera del planeta, donde encuentra resistencia y fricción de las partículas atmosféricas. Esta resistencia ralentiza la nave espacial y hace que pierda altitud.
3. Asistencia de gravedad: La asistencia por gravedad es una técnica que utiliza la atracción gravitacional de planetas o lunas para alterar la velocidad y trayectoria de la nave espacial. Al pasar cerca de un cuerpo celeste, la nave espacial puede ganar o perder velocidad y cambiar de dirección sin gastar combustible.
4. Propulsores de iones: Los propulsores de iones son un tipo de propulsión eléctrica que utiliza energía eléctrica para ionizar gases propulsores y luego acelerar los iones mediante campos electrostáticos. Los propulsores de iones proporcionan bajos niveles de empuje pero son muy eficientes y pueden funcionar durante largos períodos de tiempo, lo que los hace adecuados para misiones espaciales de larga duración.
Es importante tener en cuenta que frenar o cambiar de dirección en el espacio requiere una planificación cuidadosa y maniobras precisas. Las técnicas utilizadas dependen de factores como la masa, la velocidad y la trayectoria deseada de la nave espacial, y normalmente se calculan y ejecutan con la ayuda de sofisticados sistemas de control de vuelo.