Cuando una onda sonora encuentra una superficie sólida, como una pared o una montaña, no puede atravesarla y, en cambio, rebota en la superficie. Esta reflexión de la onda sonora da como resultado un eco. La onda de sonido reflejada viaja de regreso a la fuente y puede escucharse como una versión retrasada o repetida del sonido original. El tiempo de retardo entre el sonido original y el eco depende de la distancia entre la fuente y la superficie reflectante.